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    Hacia unas finanzas sostenibles

    Artículo del director general de Caja Rural de Extremadura, José María Portillo, con motivo del Día de la Educación Financiera

    Como cada primer lunes de octubre desde 2015, hoy se celebra el Día de la Educación Financiera. Se trata de una iniciativa organizada por el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores, dentro de su Plan de Educación Financiera, al que nos adherimos, entre otras entidades, las cajas rurales que integramos la Unión Nacional de Cooperativas de Crédito. Con este día se pretende llamar la atención de la ciudadanía y concienciar sobre la necesidad de contar con un adecuado nivel de cultura financiera para desenvolvernos mejor en el día a día y afrontar situaciones que se nos presentan a lo largo de la vida.

    Este año, la celebración quiere poner el foco sobre un tema que tiene mayor trascendencia de lo que aparenta: el papel de las finanzas en la sostenibilidad. Bajo el lema “Tus finanzas, también sostenibles”, se nos anima a destinar nuestros recursos materiales y financieros a proyectos que, además de adaptarse a nuestras necesidades, sean sostenibles para el medio ambiente, favorezcan el equilibrio social y sigan criterios de buen gobierno. Es decir, se nos invita a los ciudadanos a reflexionar y a actuar para que nuestras decisiones financieras, nuestras inversiones, se orienten hacia aquellas alternativas que tengan un impacto positivo sobre el medio ambiente y sobre el entorno social.

    La preocupación por la sostenibilidad del planeta no deja de crecer en los últimos años, de manera especial entre los jóvenes, a medida que se conocen informes científicos donde se ponen de manifiesto los efectos de la contaminación, el cambio climático y la sobreexplotación de recursos. Poco a poco, la ciudadanía se va concienciando de que la sostenibilidad es una tarea de todos y necesita que se vayan tomando medidas, por pequeñas que sean, para contribuir a la mejora de nuestro entorno.

    Pero nuestro compromiso no puede quedarse en los pequeños gestos cotidianos, tiene que ir más allá y alcanzar a todos los ámbitos de nuestra vida, incluidas las decisiones financieras. Y eso es lo que las instituciones y las entidades del sector queremos hacer ver en este Día de la Educación Financiera.

    Puede que muchos no sepan que en la actualidad es posible decidir, por ejemplo, si nuestro ahorro se dirige a financiar proyectos o inversiones que son respetuosos o inciden positivamente sobre el medio ambiente. Es el caso de los fondos de inversión sostenibles, que destinan el capital a inversiones que cumplen criterios ambientales (gestión del agua, control del gasto energético, reducción de los riesgos climáticos…), sociales (derechos humanos, igualdad…) o de buen gobierno (negocios éticos). Incluso existen fondos que, además de ser sostenibles, dedican una parte de la comisión anual de gestión a proyectos de ONG. Gracias a su progresiva difusión y conocimiento, este tipo de fondos viene registrando un creciente respaldo de los inversores particulares.

    También se puede invertir en los llamados “bonos verdes”, que es deuda pública o privada destinada a proyectos medioambientales o relacionados con la lucha contra el cambio climático: instalaciones de energía renovable, medios de transporte no contaminante, gestión responsable de los recursos, etc.

    Aquellas inversiones que cumplen estos criterios ambientales, sociales y de buen gobierno (conocidos como ASG o ESG, por sus siglas en inglés) consiguen la calificación como inversiones socialmente responsables y garantizan, por tanto, que tienen un impacto positivo en la sociedad.

    Este compromiso con la sostenibilidad ha de ser compartido por la ciudadanía y también por las entidades financieras. En el caso de las cajas rurales, la vocación de apostar por proyectos con una repercusión positiva sobre la sociedad, en un entorno fundamentalmente rural, forma parte de nuestro ADN, es un valor que ha guiado nuestra actuación a lo largo de más de cien años de historia. Y se ha venido manifestando, por ejemplo, a través de los fondos para acciones sociales. Pero ha llegado el momento de dar nuevos pasos hacia adelante y de conseguir que todo el sector financiero avance en la misma dirección.

    Las entidades financieras estamos llamadas a desempeñar un papel fundamental en la transición hacia una economía sostenible, que permita cumplir con los objetivos de reducción del calentamiento global establecidos en el Acuerdo de París de 2015 y también con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.

    Hace tres años, la Comisión Europea trazó una hoja de ruta en materia de finanzas sostenibles para impulsar esta implicación del sistema financiero con la sostenibilidad. Y este marco está contribuyendo no solo a definir y promover las inversiones sostenibles, sino que está propiciando también cambios más profundos en el funcionamiento de las entidades y sus estrategias de inversión, hasta el punto de integrar la sostenibilidad en los requisitos prudenciales.

    En definitiva, estamos ante lo que hace unos días el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Rodrigo Buenaventura, calificaba como “la mayor transformación de las finanzas públicas y privadas en los últimos 30 años”. Sin duda, es un reto apasionante en el que todos tenemos que estar implicados, desde las instituciones financieras y las entidades de crédito, pasando por los grandes inversores y hasta los ahorradores más pequeños. En nuestras manos está mejorar el planeta y el bienestar de nuestra sociedad, también a través de las finanzas.

     

    Publicado en el diario Hoy el 4 de octubre de 2021 

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